LA VIDA DESPUES DE LA MUERTE

 

 

LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE...(I)


PREGUNTA

 
¿De qué sirve el conocer los estados post-mortem y lo que ocurre en el mundo invisible y
todas las demás cosas? ¿No es mejor preocuparse de un solo mundo a la vez? Bastantes
molestias y preocupaciones tenemos en éste, ¿para qué preocuparse más?


Respuesta: Si tenemos la seguridad de que en un tiempo nos veremos obligados a abandonar
nuestro país y a ir a otro lugar a vivir durante muchos años antes de que podamos volver, ¿no
seria una buena precaución familiarizarnos anticipadamente con el idioma, costumbres y leyes
de ese país? Equipados en esa forma no nos sentiremos tan extraños e incómodos en él, y
podemos aprovechar cualquier oportunidad de mejoramiento o estudio que pudiéramos
encontrar allí; no nos encontraríamos tampoco en peligro de obrar contrariamente a sus leyes
sufriendo las consiguientes molestias por nuestra ignorancia, y de parecida manera nos
servirían los demás conocimientos que hubiéramos adquirido sobre ese país.
Lo antedicho ilustra convenientemente nuestra situación respecto a los mundos invisibles.
Después de la muerte nos encontraremos allí, y si desde ya podemos obtener algunas
informaciones sobre las condiciones de esos mundos, esto nos beneficiara grandemente. En
primer lugar, tenemos la ventaja de que el conocimiento nos quitará gran parte del miedo a la
muerte, pues nunca. tememos lo que conocemos. En segundo término conociendo algo sobre
el Purgatorio y el Primer Cielo, y conociendo también el ejercicio vespertino de examinar los
sucesos del día en orden invertido, podemos vivir nuestro Purgatorio aquí y ahora, en
pequeñas dosis, obteniendo así el perdón de los pecadores en vez de esperar la expiación de
nuestras malas obras; si aprovechamos nuestro conocimiento viviremos en tal actitud como no
la obtendríamos antes de entrar en las vidas futuras, asimilándonos diariamente el bien que
hayamos hecho y purificándonos de todo mal. Y de esta suerte podremos cruzar ligeramente el
Purgatorio y el Primer Cielo inmediatamente después de la muerte.
Sabiendo lo que tenemos que realizar en el Segundo Cielo, podemos aplicarnos más
inteligentemente aquí a nuestra obra, así como allí; obtendremos mayor conciencia en ese
dominio familiarizándonos diariamente con él. Así que en diversos sentidos nos preparamos
para convertimos en auxiliares invisibles, para vivir conscientemente durante todo el tiempo y
acortar nuestra evolución en millones de años.


PREGUNTA
¿Se limita la duración de la vida terrestre antes de nacer?


Respuesta: Sí, cuando el Ego está en vías de renacer, forma el arquetipo creador de su forma
física en el Segundo Cielo con la ayuda de las Jerarquías Creadoras. Ese arquetipo es una cosa
vibrante y sonante, puesta en vibración por el Ego con cierta fuerza proporcional a la longitud
de la vida que se va a pasar sobre la Tierra, y hasta que el arquetipo deje de vibrar la forma
compuesta por los elementos químicos constituyentes de la tierra continuará viviendo.
La Ley de Causa y Efecto, sin embargo, es el árbitro de la forma en que deba vivirse la vida, y
se ponen ciertas oportunidades de crecimiento espiritual ante el Ego en diversos puntos de su
vida terrestre. Si se hace uso de esas oportunidades, la vida continuará por el angosto y recto
sendero, pero si no, si las deja y se mete en un callejón sin salida, por decirlo así, entonces las
jerarquías creadoras terminan con la vida destruyendo el arquetipo en el Mundo Celeste. De
suerte que podemos decir que la longitud mayor de la vida queda determinada antes de que
nazcamos físicamente, pero la vida puede acortarse si descuidamos ciertas oportunidades.
Existe también la posibilidad en algunos casos, cuando la vida se ha vivido completamente, en
toda su mayor amplitud, y en la que la persona ha tratado en todos los casos de vivir todas sus
oportunidades, de que se infunda nueva vida en el arquetipo que se había hecho primeramente,
y en esa forma puede prolongarse la vida, pero como dijimos, eso sucede solamente en casos
excepcionales.


PREGUNTA
¿Es posible disminuir el intervalo que transcurre entre la muerte y el nuevo nacimiento
apresurando así la evolución? ¿Cómo?


Respuesta: Sí, es posible para todo aquel que se tome el trabajo de examinar su vida
diariamente, en orden invertido, desde la noche hasta la mañana, juzgándose todos los actos
que haya hecho, prometiéndose rectificar sus errores y hacer las cosas lo mejor que pueda. Al
hacer esto, se borrarán los pecados que se hayan cometido y se transformará en poco tiempo
en un hombre mucho mejor que lo que hubiera seguido siendo de no haber puesto en práctica
ese ejercicio. De suerte que los pecados que en caso contrario hubieran tenido que limpiarse en
el Purgatorio, ya se han borrado aquí, así que la existencia purgatorial será acortada
materialmente. Cuando en el ejercicio vespertino el hombre examina el bien que ha hecho y se
promete esforzarse para obrar mejor en el futuro, se está asimilando también lo bueno que
haya hecho cada día, y esto aumentará enormemente el progreso anímico, así que también hará
innecesaria la existencia en el Primer Cielo. Ese hombre estará entonces marchando
definidamente por el sendero de la iniciación; está en realidad fuera de las leyes que gobiernan
a la humanidad ordinaria, porque se ha convertido en un auxiliar de la evolución y por lo tanto
se le presentará la oportunidad de volver a la tierra, debido a sus capacidades, mucho más
pronto que lo haría en caso contrario.


PREGUNTA
Hay estaciones, tiempo, edades y épocas en el otro mundo?


Respuesta: No. Podemos decir que sólo hay como un día muy largo. No existe el tiempo,
porque lo que hace existir el tiempo aquí es la revolución de la Tierra sobre su eje y su
revolución en torno del Sol. Esos movimientos son los que producen el día y la noche, el
invierno y el verano, el calor y el frío, porque la composición opaca y sólida de la Tierra la
hace impenetrable a los rayos luminosos y al calor emitido por el Sol, así que una mitad de la
Tierra está siempre fría y oscura. Pero en el otro mundo nada es ni opaco ni frío, ni verano ni
invierno, hay luz, no hay noche, sino que todo es un día brillante, larguísimo.
Por consiguiente nos encontramos a menudo con que aquellos que han pasado por las puertas
de la Muerte, si bien recuerdan completamente su vida pasada no tienen la menor idea del
tiempo que pasa y pueden algunas veces preguntar cuanto tiempo hace que murieron.
Hay sólo un medio de medir el tiempo, y éste es el que emplean los clarividentes educados
para fijar los acontecimientos cuando los examinan en la memoria de la Naturaleza, o sea
mediante la astrología, observando la posición de los astros. Por supuesto, si el acontecimiento
que está observando ocurrió en los tiempos históricos puede fácilmente fijar el año de la
ocurrencia mediante otro acontecimiento histórico que haya ocurrido al mismo tiempo, pero
cuando busca muchos millares de años atrás, como, por ejemplo, cuando quiere determinar el
tiempo de las inundaciones atlantes, acude especialmente a la presesión de los equinoccios,
que es el movimiento hacia atrás del Sol por los doce signos del Zodíaco, tardando el Sol unos
veintiséis mil años en dar una vuelta completa en torno de ese círculo. Entonces puede fijar
esa fecha contando el número de períodos de veintiséis mil años transcurridos entre la primera
inundación y la segunda, entre la segunda y la tercera y desde ésta hasta nuestros días. Si
ignora la ciencia de los astros no puede hacerlo, así que esto es una buena razón para que el
estudiante de ocultismo estudie la astronomía.


PREGUNTA
Una persona enterrada viva ¿está consciente de su condición? ¿Cómo hace el espíritu para
volver al cuerpo cuando éste está en la tumba?


Respuesta: La posición modificada de los cadáveres que se nota algunas veces demuestra que
el cuerpo fue enterrado antes de que el espíritu lo abandonara definitivamente y que éste ha
vuelta a su cuerpo y lo ha movido intentando desesperadamente obtener el aire necesario. Y
por consiguiente esto demuestra también que el espíritu ha recuperado la conciencia en el
cuerpo. El espíritu, por supuesto, no está obstaculizado absolutamente por la tierra o el ataúd
para ir y venir; un espíritu pasa con tanta facilidad a través de un muro o de cualquier otro
obstáculo denso u opaco como nosotros pasamos a través del aire.


PREGUNTA
¿Por qué mueren los niños?


Respuesta: Hay muchas causas que producen la muerte de los niños. Daremos solamente
algunas de las principales. En primer lugar, cuando un Ego vuelve a la vida terrestre, se dirige
hacia cierta familia porque allí puede obtener el alrededor ambiente necesario calculado para
su progreso futuro, y en el cual podrá liquidar determinada cantidad del destino que generó en
sus vidas anteriores. Entonces, si los padres hacen cambios muy radicales en sus vidas de
manera tal que el Ego ya no pueda obtener esas experiencias o liquidar ese destino, el Ego se
retira y se dirige a otra parte donde pueda conseguir las condiciones necesarias para su
crecimiento. O puede sólo retirarse por algunos años y renacer en la misma familia si ve que
las condiciones requeridas podrán obtenerse posteriormente. Pero hay una causa que es la que
produce especialmente la mortalidad infantil, y que se pone en movimiento con mucha
anterioridad, es decir, en las vidas anteriores, y para comprenderla es necesario saber algo de
lo que ocurre al morir y de lo que sucede inmediatamente después.
Cuando un espíritu abandona el cuerpo se lleva consigo el cuerpo de deseos, la mente y el
cuerpo vital, siendo este ultimo el que tiene las imágenes de la vida pasada. Estas imágenes se
imprimen entonces en el cuerpo de deseos durante los tres días y medio inmediatamente
siguientes a la muerte, y el cuerpo de deseos se convierte así en el árbitro del destino del
hombre en el Purgatorio y en el Primer Cielo. El dolor producido por la purificación del mal y
el gozo causado por la contemplación del bien de la vida pasada se llevan a la vida
subsiguiente como conciencia, la que impedirá que el hombre perpetúe los errores de sus vidas
pasadas y lo impulsará en cambio a ejecutar lo que le produjo felicidad con más abundancia.
Cuando las personas próximas al agonizante que asisten a su muerte dan rienda suelta a sus
lamentaciones histéricas cuando el espíritu se encuentra en el gran trance, y siguen
lamentándose durante los siguientes días, el espíritu que durante ese intervalo se encuentra en
estrecho contacto con el Mundo Físico se conmoverá muchísimo por el dolor de sus seres
queridos, y no podrá fijar su atención convenientemente en la contemplación de su vida
pasada, así que la impresión producida en el cuerpo de deseos no es tan profunda como la que
se habría hecho si el espíritu hubiera permanecido en paz y tranquilo. Por consiguiente, los
sufrimientos en el Purgatorio no serán tan agudos ni los placeres en el Primer Cielo tan
intensos, y cuando el Ego vuelva a la Tierra habrá perdido parte de la experiencia de su vida
anterior. Es decir, la voz de su conciencia no hablará con tanta claridad como hubiera hablado
si el Ego hubiera pasado al más allá sin verse molestado por esas lamentaciones.
Con objeto de compensar ese inconveniente, el Ego renace generalmente en la misma familia
que tanto lo lamentó, y muere en los primeros años de su infancia. Entonces entra en el Mundo
del Deseo pero por supuesto un niño que no ha cometido pecados no necesita ir al Purgatorio,
y su cuerpo de deseos así como la mente permanecen intactos; va, pues, directamente al
Primer Cielo para esperar allí la oportunidad de un nuevo renacimiento, pero ese intervalo de
espera se emplea como escuela, para enseñarle directamente el efecto de las diferentes
emociones malas y buenas. Muy a menudo se encuentran con algún miembro de su familia,
quien toma al niño a su cargo, tomándose el trabajo de enseñarle lo que dejó de aprender
debido a las lamentaciones, y si ese pariente no existe otro cualquiera se hace cargo de él. De
cualquier manera la pérdida es más que recuperada, así que cuando el niño vuelve a nacer
tiene un crecimiento moral tan completo como si hubiera muerto en las circunstancias
ordinarias sin que se hubieran producido las tales lamentaciones.


PREGUNTA
¿Cuál es la causa del gran número de muertes que se producen en la infancia y en la niñez?


Respuesta: Cuando el hombre pasa al más allá al morir, se lleva consigo la mente, el cuerpo de
deseos y el cuerpo vital, siendo este último el que conserva las imágenes de la vida pasada. Y
durante los tres días y medio subsiguientes a la muerte esas imágenes se imprimen en el
cuerpo de deseos y forman la base de la vida del hombre en el Purgatorio y en el Primer Cielo,
donde se purifica del mal y se asimila el bien. Las experiencias de la vida pasada en sí mismas
se olvidan, así como hemos olvidado el proceso de aprender a escribir, reteniendo sin embargo
la facultad de hacerlo. Y así también el extracto acumulado de todas sus experiencias, las de
sus vidas pasadas en la tierra y las de sus existencias en el Purgatorio así como en los varios
Cielos, las retiene el hombre y forman su capital en giro en el nuevo nacimiento. Los dolores
sufridos se transforman en la voz de su conciencia, y el bien que ha hecho le proporcionan un
carácter más altruistico.
Ahora bien, cuando el hombre pasa los tres días y medio subsiguientes a la muerte en paz y
quietud puede concentrarse mucho más sobre el panorama de su vida pasada y la impresión de
éste sobre su cuerpo de deseos será más profunda que si se lo molestara con las lamentaciones
histéricas de los miembros de su familia o amigos. Entonces experimentará un sentimiento
mucho más agudo, por lo bueno o malo que haya hecho en su vida, en el Purgatorio y en el
Primer Cielo, y en las vidas posteriores ese sentimiento le hablará inequívocamente, pero
cuando las lamentaciones de su familia distraen su atención o cuando el hombre muere por
accidente, atropellado en la calle, en un choque de trenes, incendio, u otras circunstancias
análogas, no tendrá, por supuesto, oportunidad para concentrarse convenientemente; ni podría
tampoco concentrarse si muriera en el campo de batalla. Pero no sería justo que perdiera las
experiencias de toda su vida debido a haber muerto violentamente, de suerte que la Ley de
Causa y Efecto le dará una compensación.
Generalmente creemos que cuando un niño nace, nace y se acabó todo el asunto; pero así
como durante el período de gestación el cuerpo denso está protegido contra los impactos del
mundo externo por la cubierta protectora o matriz de la madre hasta que ha llegado al
suficiente grado de madurez para ponerse en contacto con las condiciones externas, así
también sucede con el cuerpo vital, el de deseos y la mente) los que permanecen en estado de
gestación más tiempo y nacen más tarde debido a que no tienen tras sí una evolución tan larga
corno la del cuerpo denso, y por lo tanto se requiere más tiempo para que lleguen a la madurez
y se individualicen. El cuerpo vital nace a los siete años, cuando el período de crecimiento
excesivo marca su advenimiento. El cuerpo de deseos nace en la pubertad, a los catorce años,
y la mente nace a los veintiuno, cuando se dice que el niño se ha convertido en hombre, en
mayor de edad.
Lo que no ha nacido no puede morir, así que cuando el niño muere antes del nacimiento del
cuerpo de deseos y pasa al más allá va directamente al Primer Cielo. No puede ascender al
Segundo y Tercer Cielos porque ni la mente ni el cuerpo de deseos han nacido y por
consiguiente no morirán, así que simplemente tiene que esperar en el Primer Cielo hasta que
se le ofrezca una nueva oportunidad para nacer, y si ha muerto en su vida anterior bajo las
condiciones mencionadas anteriormente, por accidente o en el campo de batalla o cuando las
lamentaciones de su familia le han impedido obtener una impresión profunda del mal
cometido y del bien realizado, se le instruye al morir como un niño sobre los efectos de las
pasiones y de los deseos, y así aprende las lecciones que dejó de aprender en su anterior
purgatorio. Entonces renace con el desarrollo de conciencia debido y continúa su evolución.
Como en el pasado el hombre fue muy amante de la guerra y no se cuidaba gran cosa de los
que morían en el lecho, debido a su ignorancia, siendo éstos además muy pocos, quizás,
comparados con los que morían en el campo de batalla, debe haber necesariamente una gran
cantidad de mortalidad infantil, pero conforme la humanidad llegue a una comprensión más
amplia y realice que todos somos los guardianes de nuestros hermanos, sobre todo cuando
éstos estén agonizando, el hombre se mantendrá silencioso y orando ante el lecho del
agonizante, ayudándolo así enormemente, y entonces la mortalidad infantil cesará de existir en
tan gran escala como actualmente.

 

 

juan marin alcaraz

 

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